lunes, 14 de marzo de 2011

Acaso Ha Comenzado Una Tercera Guerra Mundial de Ciencia-Ficción?


Acaso Ha Comenzado Una Tercera Guerra Mundial de Ciencia-Ficción?
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
“Identificados”, Revista de Exopolítica.
http://identidadexopolitica-blogspot.com/
La Tierra; ≈19ºφN, 99ºλW; 09 mar 11.

Previo a los acontecimientos de Japón, habíamos titulado este artículo con la frase: “Para Todo Mal: Mezcal; y para Todo Bien: También”, en alusión a una fórmula mágica geopolítica de la que a continuación hablaremos.  Pero este artículo quedó vinculado a los hechos actuales en Asia y, por supuesto, ese título sería ofensivo, razón por la cual lo retiramos como tal.

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En la frase aludida, decíamos pues, está toda la “ciencia” de la geopolítica burguesa.  En una rima semejante más afín y entendible en este campo de conocimientos, podemos decir: “Para todo conflicto oscuro: el Hidrocarburo; y para Todo lo que no lo es: a su vez”.  Ahí se resuelve toda esa geopolítica, y en tal simplismo, “hasta yo” soy especialista en ello.

El evidente simplismo está en que, generalizando, bien podemos decir: “Para todo mal: el esencial recurso natural; y para todo bien: también”.  ¿Hay alguna premisa falsa en tal lógica?  Ninguna, luego entonces, si para todo conflicto geopolítico argumentamos el petróleo (o el fosfato, o los diamantes, o el agua…), haremos de la geopolítica una ciencia exacta, inequívoca, pero en la que no estaremos explicando nada.

El caso lo experimentamos en un evento sobre geopolítica efectuado en 2005, en una de cuyas mesas redondas participamos presentando un trabajo en el que explicábamos el potencial conflicto por razones comerciales en relación con China, en la región más allá de Afganistán (y razón del conflicto mismo aquí), precisamente entre Tadyikistán, Kirguistán y Kazajstán.  Nos llamó poderosamente la atención el hecho de que, ponente que interviniese y región del mundo de la que se hablara, si no había petróleo, el recurso esencial de tal o cual lugar era válido para explicar todo cuanto allí ocurriese.

Y con ello, en ese no-explicar, al final de cuentas, nada, cuando aparentemente se ha dicho no sólo todo, sino lo esencial, resulta entonces que, cuando debemos entender no sólo las semejanzas, sino más aún las diferencias; ahora, por ejemplo, en los movimientos insurreccionales de Túnez y Egipto, o de Yemen y Libia, o de Bahrein y Wisconsin, EU, sólo lo podremos explicar en la codicia del imperialismo norteamericano, europeo, y ahora hasta asiático de corte chino o japonés, sobre los recursos naturales de cada país en conflicto.  Y así, no nos equivocaremos, porque ciertamente, todo ello es verdad; pero lo que no explicaremos, a lo que no le podremos ver son las causas reales, es a: ¿por qué de pronto las masas populares de “todo el mundo” están soliviantándose?, ¿qué las indujo a ello?, por qué lo mismo en Islandia que en Yemen, o en Sudán que en Arabia?  O por qué lo mismo en China que en Estados Unidos, o en Rusia que en la Unión Europea.  ¿Nada más porque están todos contra todos despojándose de sus recursos naturales?

A esto último pudiéramos responder: sí, sin equivocarnos; y tendríamos con ello, entonces, la evidente solución…, pero en el mayor de los simplismos, en lo que se da en llamar, la “verdad de Perogrullo”.

¿Qué oculta la geopolítica burguesa con tan “sesudo análisis”?: pues la esencial lucha de clases sociales.  Esa esencial lucha tanto en el plano internacional, como en el ámbito interno de cada país.

La rapaz explotación del imperialismo que no puede más y para subsistir prácticamente tiene que provocar la extinción de los pueblos.  La rapaz explotación de los capitalistas locales de la burguesía de cada país, que no puede más, y para subsistir prácticamente induce a los connacionales a morir por inanición.

Y entonces las semejanzas en la insurrección de los pueblos adquiere coherencia, en el mismo contexto que sus diferencias.  Sólo que, dialécticamente, en unos casos se explica por el acoso del imperialismo, en otros por las luchas de la emancipación de los pueblos, en unos más por los excesos de la desigualdad social, y en otros más por los exabruptos de la corrupción y el fascismo.

Dicho en otras palabras, para salvar la ingenuidad política de los que se suelen espantar con los términos: es, en el plano internacional, el enfrentamiento de las dictaduras de allá, contra las dictaduras de acullá; lo que es enteramente igual –claramente entendible para los que nos han leído en los artículos anteriores en este tema aquí; entre otros: “Maquiavelo”, y “Lenin: El Estado y la Revolución”– a decir que es el enfrentamiento de la democracia de aquí, contra la democracia de allá.

Y las cosas se complican cuando los pueblos de aquí o de allá o de acullá, no ven en la dictadura que les gobierna, sus propias dictaduras, las dictaduras de su propia clase social en el poder; o, es decir, las cosas se complican, cuando los pueblos del mundo, no ven en la democracia que les representa, su propia y verdadera democracia; es decir, las masas populares no ven el imperio de su propio poder, sino del de otro ya intolerable que les subyuga.

Y cuando los imperialismos están al borde destruirse entre sí en su ciega competencia capitalista, y con ello con el mayor riesgo en la ominosa opresión de los pueblos; éstos han comenzado a reaccionar en una convulsión mundial, por lo demás, ha mucho –en los escritos de Marx, y no en la clarividencia de ninguna profecía– prevista.

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Curioso es, ciertamente, el “ambiente que flota en el aire”, y que se concreta en información a través de la Internet.  El 9 de marzo redactamos este artículo pensando en la situación del norte de África; lo dejamos entre interrumpido y terminado, pues pensábamos hablar del papel de la dictadura-democracia de Gadafi por una parte, como del papel de la dictadura-democracia de Egipto o Bahrein, etc; ahí se nos perdió la idea al suspender la redacción.  Luego, dos días después, los acontecimientos del sismo y tsunami de Japón, y con ello, una avalancha de información y de conexión de datos sueltos aparentemente desvinculados.  Y recibimos un misterioso correo que nuestro antivirus no nos lo dejó ver, más allá de que en él, supuestamente de CNN, se daba la información en el título del corro, de “Estamos en la III Guerra Mundial”.  La noticia no nos era extraña, ni sorprendente, ello es algo que está en el filo de los acontecimientos desde mediados de 2010, y de lo que hemos venido haciendo un seguimiento en una Bases de Datos (de ahí su conexión).  Pero en la avalancha de información, hicimos la reflexión de esa situación particular, de tal modo que, ciertamente, hay bases para considerar que, de manera cierta, una III Guerra Mundial o ya ha comenzado, o está por iniciarse en muy corto plazo.

Hace tiempo, cuando nos llegaba la información de que se disponía de tecnología con la cual era posible inducir terremotos, nos mofábamos de ello considerando las cantidades de energía que implica.  Pero entre toda esta información propia a los últimos acontecimientos mundiales y en la conexión de datos de índole disímbolo, nos saltó la posibilidad real de ello.  Pero, más aún, si ello es realmente así, entonces no sólo se confirma el dato de la guerra internacional, sino de su propia naturaleza en escenarios de verdadera ciencia-ficción, que, al mismo tiempo, involucra muchas otras cosas más, profundamente desconcertantes.  Por lo pronto, Japón vive su peor crisis desde la II Guerra Mundial…, hoy Japón, dejó de ser la potencia capitalista en Asia.  Se hace, pues, urgente, compartir la información que aquí iremos vertiendo (si otra cosa no pasa, y atención, también, a ello).

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