sábado, 1 de enero de 2011

Volver al Futuro: Einstein y los OVNI. Artículo, 2010 (2/2).

Volver al Futuro: Einstein y los OVNI.  Artículo, 2010 (2/2).
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
"Identificados", Revista de Exopolítica.
http://identidadexopolitica.blogspot.com/
La Tierra; ≈19ºᵩN, 99ºλW; 01 nov 10.

Científicamente, viajar por el tiempo es asunto de desarrollo tecnológico, por lo que no casualmente en toda interpretación de dichos movimientos interdimensionales, está presente, invariablemente, la “Máquina del Tiempo”.

Máquina del Tiempo, de H.G. Wells


Y la Máquina del Tiempo, en una “ciencia-ficción sospechosa”, puede ser lo mismo un OVNI, que un automóvil maraca D’Lorian, de los años ochenta, o una retorcida estratificación cuadrangular de potentes rayos laser.  Todo depende del momento histórico en que se realiza el viaje en el tiempo.

Que ello sea posible o no, de momento está dependiendo de un primer experimento real fuera de los libros de ciencia-ficción, que lleva a cabo el investigador norteamericano Ronald Mallet, que, retorciendo el espacio-tiempo mediante estratificaciones cuadrangulares de luz laser, que van desplazando sus vértices en 360º, espera fijar un momento histórico, el “hoy”, como referencia al cual, mientras la máquina esté encendida, podrá volverse desde el futuro.  Pero no es exactamente por ahí por donde queremos ir en este artículo.

Lugar de Avistamiento en Aluche, José de Valderas, Madrid, España, 1968; 
y fotografía de objeto observado un año antes, 1967.

"Dibujos hechos por D. Luis Jordán en la carta dirigida a D.E. Danyans, relatando los hechos que presenció en Aluche".
[Fuente: Cíclope, La Incógnita del Espacio, Nº 2, Barcelona, España, 1969]


A lo que nos queremos referir, es a ese cuestionamiento que resulta muy interesante, de que la imaginación del testigo de un encuentro de II Tipo (la observación física cercana del OVNI-nave), no va más allá de lo que es cierto desarrollo tecnológico dado hasta su tiempo.  Este argumento que refuta el testimonio OVNI es tan poderoso, que por sí solo bastaría para descalificar toda supuesta “evidencia”.

"Interpretación gráfica del encuentro
entre F. Sinod y el ocupante de un "OVNI",
el 12  de noviembre de 1968"
[
Cíclope, la Incógnita del Espacio, Nº 2,
Barcelona, España, 1969.]
Es decir, los testimonios de los primeros ovnis, reportaban verdaderos armatostes del todo infuncionales para una civilización supuestamente más avanzada viajera del cosmos; naves con trípodes de aterrizaje desplegables cual tren de aterrizaje; escalerillas con todo y pasamanos; torretas; ventanillas, etc; luego se fueron modernizando a manera de discos compactos en el clásico ejemplo del “platillo volador”, pero ya más “aerodinámico”; posteriormente van apareciendo múltiples “modelos” donde destacan los ovnis, por ejemplo, de plasma.

Fragmento de la fotografía del contactado George Admsky, 1952, a su decir, de procedencia venusina (izquierda); y nave "pleyadiana", fotografiada por el contactado Edward Meyer, 1980.


Eso es lo que ocurre con el “modelo” de viejo cacharro “venusino” de George Adamsky, de 1952, y de Howard Menger, de 1954; o el muy “modernista” (a la vez que barroco) “modelo” “pleyadiano” de 1980 de Edward Meyer.  El argumento de refutación está del todo en lo correcto, justo para la posible secuencia de fraudes, poniéndolos de esta manera en evidencia; y lo estaría en general, de no ser por dos razones: 1) no necesariamente hay esa secuencia histórica en el conjunto de las evidencias, “modelos” muy actuales han sido reportados desde antiguo, como en el caso de la primera fotografía de 1904, de un clásico platillo; y 2) efectivamente, hay una evolución en el conjunto de las evidencias, por cuanto a la diversificación de los “modelos” de ovnis, pues si bien lo “clásico” fue el platillo, luego han sido cilindros, esferas, y finalmente amorfos, la presencia de todos se ha dado simultáneamente, pero con la predominancia de un tipo.

A pesar de todo lo que hay de acierto y desacierto en esto, ese argumento refutativo tiene otra posible variante: el que realmente, después de todo, pudiera haber una evolución de modelos.

Si la inteligencia que los opera, sea de astronautas humanos o de otra civilización no-humana, proviene necesariamente de otro tiempo (y con ello quizá incluso de otra dimensión), la evolución de su tecnología bien puede correr, por decirlo en términos generales, paralela, a la evolución de la tecnología humana. Y decimos, en términos generales, paralela, porque en realidad, necesariamente, a partir despunto de encuentro, tendría que haber una divergencia entre dos curvas de desarrollo tecnológico, que explicarían el acelerado desarrollo de los OVNI-armatostes de apariencia de “hierro colado” de los años cincuenta, a los muy elaborados en forma de plasma de los años dos mil; “paralelo” al “lento” desarrollo tecnológico que va del Ford modelo T-1952, al D’Lorian de los años ochenta; o del pesado avión cuatrimotor, para estar más en el símil de una nave voladora, al Concord.

Otra vez, nada para nadie, o todo para todos, porque, nuevamente hay que decirlo, la evidencia empírica no es suficiente.  Pero de todo este razonamiento, ha quedado algo: de ser, y quienes fuesen, serían, casi necesariamente, viajeros del tiempo; pues difícilmente podría explicarse el problema de las distancias astronómicas.

Pero el viaje en el tiempo, sobre todo en su característica bidireccional, implica otro gran problema, justo el que se conoce precisamente como: la paradoja del tiempo.  La contrariedad con el sentido común es tal, que todo argumento en contra se reduce a que no “puede” ser, en el sentido de que no debe ser, pues violenta toda regla en un Universo causal.  Mas, independientemente de esa condición cuasi moral, el hecho es que podemos considerar que lo más probable es, que así es.  La consecuencia de ello, es que, entonces, la realidad es multidimensional, y prácticamente de infinitos “universos paralelos”; por lo cual se explica por qué ocurre lo que ocurre, con algunos fenómenos: esto es, que hay una relación causal compleja, dada en el ámbito interdimensional (que al parecer opera de manera regular en el campo de la microfísica donde dichos fenómenos son constantes, pero es circunstancial en el campo de la mesofísica, donde esos fenómenos –“fantasmas”, “espíritus”, centellas, ovnis– ocurren irregularmente).

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