jueves, 17 de marzo de 2011

"Resorteras" Desde el Espacio (1/3).

“Resorteras” Desde el Espacio (1/3).
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
“Identificados”, Revista de Exopolítica.
http://identidadexopolitica.blogspot.com/
La Tierra; l (φN, λW); 17 mar 11.

Lo que en México llamamos “resorteras”, en otras partes se conoce como “tirapiedras”, o, curiosamente, como “tirachinas” (y en otras partes he visto que le llaman incluso “onda”, pero aun cuando ésta responde al mismo principio, son dos armas distintas): la resortera es una “Y” que se empuña en su base, y a cuyas puntas superiores va atada una liga que opera como catapulta de un pequeño proyectil.

Pues bien, hablando de “ciencia-ficción sospechosa”, la III Guerra Mundial parece ser que está dando a resorterazos…, por lo menos, como la poderosa arma de una de las partes, que, de ser, ha arrojado ya la primera piedra; y realmente arma poderosa, a tal punto, que es capaz de producir…, terremotos y tsunamis.

En otra parte trataremos de explicarnos el problema político y geopolítico de por qué Japón; pero, por ahora, nos centraremos en el problema técnico de explicar el funcionamiento de la “resortera”, que, para empezar, no es una “resortera” cualquiera, sino una “resortera espacial”; grande, muy grande, y con mucha energía potencial posible de concentrar en ella.  Al respecto de la ciencia involucrada en esta arma, nos pareció oportuno insertar esta cita de la obra La Guerra Secreta, de Nord y Bergier: “Los Gobiernos deben comprender actualmente que ciertos sueños científicos esconden unas posibilidades de guerra más importantes que todas las bombas atómicas”[1].  En este caso, pues, nada más cierto; y ello fue dicho ya en 1969.

A toda la operación de dicha “resortera” se le ha dado un nombre tan elegante como misterioso: “High-frequency Active Aural Research Program” (HAARP), “Programa de Investigación de la Aurora Activa de Alta Frecuencia”.  En palabras de un prestigiado investigador contemporáneo que recientemente ha denunciado insistentemente la posibilidad del desencadenamiento de una guerra internacional, Michel Chossudovsky, éste, ya en el año 2000, dice:  “La evidencia científica reciente sugiere que el HAARP está en funcionamiento y que tiene la capacidad potencial de desencadenar inundaciones, sequías, huracanes y terremotos.  Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva.  Potencialmente, constituye un instrumento de conquista capaz de desestabilizar selectivamente los sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras”[2].

Chossudovsky cita a su vez al científico Dr. Nicholas Begich –involucrado activamente, como él, en la campaña pública contra el HAARP– quien describe el dispositivo como: "Una tecnología súper-poderosa de transmisión de ondas de radio que eleva áreas de la ionosfera (capa superior de la atmósfera) enfocando un haz y calentando esas áreas.  Las ondas electromagnéticas rebotan entonces hacia la tierra y penetran todo, vivos y muertos"[3].  He ahí la gigantesca “resortera”.


Instalaciones HAARP en Alaska.


Esa información es del año 2000, acerca de algo que ya venía, por lo menos, desde 1995, y entonces, hace diez a quince años, se refería específicamente a experimentos atmosférico-climáticos, pero, evidentemente la investigación avanzó, y ese rebote de las ondas electromagnéticas en la ionosfera; entre 150 y 200 km de altura en las regiones medias, justo donde se producen la Auroras Polares, de donde el nombre del proyecto, que es la región entre las llamadas Capa de Kenely-Heviside (Capa E), y la Capa Appleton Inferior (Capa F1) que se usan como “espejo” para rebotar las ondas de radiocomunicación terrestre; que en su oscilación por pulsaciones solares, de manera natural, producen sismos de baja intensidad, pero que con un efecto concentrado (en lo que quizá tenga qué ver la localización geográfica de la Estación HAARP en el Círculo Polar), multiplican su potencialidad no sólo en la intensidad del sismo, sino incluso focalmente direccionada.  Y he ahí la “piedra”, por demás invisible, catapultada en la “resortera” natural de la ionosfera.

Hablábamos en el artículo anterior de la vinculación de datos en un principio aparentemente inconexos, y es el caso de la información acerca de las anomalías en la ionosfera, descubiertas por los investigadores, Jeffrey Hughes de la Universidad de Boston, y director del “Centro de Modelado para la Gestión Integrada de Clima Espacial” (CISM, fundada en 2002), y Robert Robinson, de la División de Ciencias Atmosféricas y Geoespacio, a partir, supuestamente, del registro de las órbitas de decenas de satélites.  Y ya sea que fuese así o inversamente, e incluso como dos investigaciones independientes, el caso es que, es de esta fuente que corroboramos el efecto de los llamados “sismos espaciales”, que nos convence de la veracidad del fenómeno[*].

Luego entonces, explicada la parte técnica acerca de la veracidad de los efectos del dispositivo HAARP, viene ahora lo verdaderamente complejo: el caso de Japón, tan extraño, ¿fue natural, o un efecto inducido? (si fue natural, habrá que ir pensando seriamente en las “Profecías Mayas del 2012”), si fue un fenómeno inducido, habrá que ir pensando seriamente, ya no sólo en el asunto moral de la demencialidad extrema de los grupos de poder de una clase social que ve derrumbarse su orden de cosas, sino en el asunto meramente de orden práctico, del inicio y naturaleza de la III Guerra Mundial, una guerra en la que, en un principio, ya no se mueven ejércitos (y por lo tanto nadie se entera de lo que está ocurriendo), sino se opera tecnología a distancia.




[1] Nord, Pierre-Bergier, Jacques; La Actual Guerra Secreta; Plaza & Janes, Enciclopedia Horizonte, 1ª edición, 1968, 2ª edición, Barcelona, 1969; p.70.
[2] Chossudovsky, Michel; Las armas del nuevo orden mundial de Washington son capaces de provocar cambios climáticos; http://www.filopol. canadianwebs.com/armaschossudovsky.htm; Ottawa, Canadá, 2000.  Texto original en: http://emperors-clothes.com/articles/chuss/haarp2.htm.
[3] Ibid.  Tomado de, Nicholas Begic y Jeane Manning, The Military Pandora Box, Earthpulse Press; http://www.xzy.net/nohaarp/erathlight.html. Véase también el home page de HAARP en http://www.haarp.alaska.edu/).  [subrayado nuestro].
[*] Luego nos acordamos de haber presenciado un experimento semejante, con toda la simpleza propia a una feria de divulgación de la ciencia, que tuvo lugar en un Congreso de Educación en Ciencias Naturales, quizá hacia 1998; e incluso el compañero que demostraba el artefacto, lo usaba haciendo bromas a las personas con ese efecto de un golpe a distancia con algo invisible.

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