lunes, 11 de abril de 2011

Agrograma de Woodborough Del 24 de julio de 2003 (1/).

Agrograma de Woodborough Del 24 de julio de 2003 (1/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
"Identificados", Revista de Exopolítica.
http://identidadexopolitica.blogspot.com/
La Tierra, 1 (N, W); 11 abr 11.

Introducción

                         El 24 de julio de 2003, en los campos de cultivo de trigo de Woodborough Hill nr Alton Barnes, Wiltshair, Inglatera; apareció uno de los agrogramas más sencillos que se hayan registrado.



                         Su simplicidad es tal, que –como pude apreciarse en la imagen insertada no va más allá de siete elementos en no más de tres figuras geométricas: círculos, circunferencias y líneas rectas.  A primera vista, para una mirada entrenada en la capacidad de hacer asociaciones de carácter geométrico-geográficas, dicho agrograma expresaba “a gritos” un mensaje.


                         Para una mirada común, no obstante, se hacía evidente la presencia física en él, de lo que parcería ser la Tierra, la Luna, y colocadas en el interior de una circunferencia, ésta parecería decirnos que representaría la órbita de la Tierra.  Hasta ahí, todo es resultado muy directo y sólo parcialmente subjetivo de interpretación en forma intuitiva y común.  Pero el agrograma presentaba físicamente dos elementos adicionales más: una línea que parecía tener el mismo valor que el díametro de la circunferencia que representaba la órbita terrestre, y un objeto externo a ésta, al parecer, circunscrito por su misma órbita, y enlazado a la órbita terrestre mediante una línea que las conectaba.  Sugeriría tal objeto externo, poder ser un asteroide cuya órbita estaría incidiendo en la órbita terrestre.


                         El esquema tiene un pequeño elemento físico más: en la línea recta que parece tener –viendo la imagen oblícua– la misma longitud que el diámetro de la circunferencia, hay una pequeña marca-guía apuntando hacia el exterior.  De todos esos elementos, bastaron dos para despertar una enorme inquietud en el sentido de la posibilidad de “descifrar un mensaje” en él.  Tales elementos fueron precisamente: 1) intuir que la línea externa con la maraca equivalía al diámetro de la circunferencia, y 2) que por la relación del perímetro al diámetro (dada por, P=ᴫD), dicha línea colocada externamente a la circunferencia, donde la misma representaría la órbita terrestre, en consecuencia daba una escala de tiempo, y por lo tanto, la marca-guía indicaba una fecha.


                        Con esos datos se inició la medción y cálculo en principio de distancias y tiempos, pero que a poco develaron su asociación con ángulos.  Hubo que hacer una corrección por oblicuidad, dado que la fotografía original del agrograma sufría esa distorisión –como puede verse en la imagen– y falseaba particularmente los ángulos a considerar.  Transformada así la elipse que se ve en la imagen a la circunferencia real que és, mediante el recurso de abatirla sobre su eje mayor proyectando todos sus puntos perpendicularmente a dicho eje, a la línea de la circunfrencia; todo lo demás fue medir y calcular, ciertamente “descifrando un mensaje”, por demás evidente en sí mismo, pero particularmente interesante al relacionarse con algunos planteamientos en el orden de lo especulativo.


                         Este último hecho cuestionaría tal figura como producto de un “mensaje” dejado ahí por una civilización extraterestre (la cual actuaría como poniéndonos a prueba a los seres humanos en nuestra capacidad interpretativa del mismo, y “haciéndonos difícil”, o por lo menos indirecta, la comunicación con ellos como para certificar el origen real del mensaje), abriendo la posibilidad de que la figura fuera construcción humana, que con elementos geométrico-geográficos pretendería “hacer constatar” –pretendiendo pasar el agrograma como “mensaje extraterrestre” como se ha supuesto el origen de los agrogramas–, que tales planteamientos en el orden especultaivo serían confirmados (es decir, planteamientos tales como lo revelado por el abducido S. Romaneck, el mensaje en hebreo en el Ixtlacihuatl, las Profesías de la Biblia, o la visión de Giorgo Bongiovanni, etc)


                         En ese sentido, el Agrograma de Woodborugh del 24 de julio de 2003, es posible pensar que representaría una buena broma que desafió nuestro intelecto, y con lo cual nos pasaríamos dos semanas muy entretenidas haciendo “ciencia-ficción”, para sólo descubrir que tal agrograma fuese “falso” en el sentido de que fuese hecho por humanos y no por extraterrestres.


                         Pero..., cabía también pensar: ¿y si el agrograma tenía un origen extraterrestre...?  Entonces ya no se estaría hablando de “testimonios” o “evidencias” siempre cuestionables, sino que dicho agrograma y su desciframiento, podrían constituirse en una primera hipótesis científicamente fundada no sólo de la existencia de por lo menos una civilización extraterreste, sino aún más, de que estábamos en comunicación con ella.


                         El agrograma mismo nos da la pauta para verificar lo conjeturado en cuanto a transformase en hipótesis real, en tanto que permite predecir simultáneamente dos posibles eventos: 1) “algo” mediante una fecha sugerida por la marca-guía, y 2) un acontecimiento catastrófico posterior a dicha fecha, por demás, coincidente plenamente con los planteamientos “reveladores”, “visionarios” y “proféticos”.


                         A continuación, paso a paso explicaremos el desciframiento del “mensaje” en el Agrograma de Woodborough, y sólo quedará esperar particularmente la fecha 10 de septiembre de 2003 determinada por la marca-guía en la razón de 2ᴫ, fecha en la cual podríamos suponer que ocurriese “algo”, desde la observación óptica o radioóptica de un asteroide en trayectoria de impacto a la Tierra, hasta algún evento especialmente importante o significativo asociado a cualesquiera de los elementos del agrograma; entre todo lo cual está la observación en el cenit de la Ciudad de México de la bella constelación del Cisne, que forma una “cruz”, asociado a la visión de Bongiovanni, cerca de la Estrella Vega asociada al caso Romaneck, y por lo cual, región del cielo donde pudiese ocurrir ese “algo”; y a partir de ello, a 2 meses 28 días después; lo catastrófico ocurriría por el impacto de dicho asteroide, el 12 de diciembre de 2003, en un lugar a su vez, posible de preveer, sin que podamos establecer de antemano qué habría que hacer.



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