lunes, 11 de abril de 2011

En la Interpretación Sociopolítica, con Poesía, con Ludovico Arisoto; en la Teoría del Estado Capitalista, con Nicolás Maquiavelo.


En la Interpretación Sociopolítica, con Poesía, con Ludovico Arisoto; en la Teoría del Estado Capitalista, con Nicolás Maquiavelo.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.

Hemos dicho antes: sólo un poeta, sólo aquel que domina el idioma y da el peso exacto a las palabras para decir lo que quiere, podía decir, por todos: “¡Estamos Hasta la Madre”!, convocó a la sociedad, y, efectivamente, en esa condición, la sociedad toda respondió al llamado haciendo del día miércoles 6 de abril de 2011, un día histórico…, que se transformó, impensadamente, en momento histórico; uno de los momentos históricos cruciales en la vida de esta sociedad, que difícilmente se volverá a presentar, ofreciendo el impulso de cambio drástico y necesario.

Y, en nuestra mínima responsabilidad como intelectual, dirigiéndonos al Comité “México en Emergencia”, hemos expuesto la necesidad de hacer manifiesto un Programa de cambio puntualizado en las siguientes demandas:

1         La renuncia inmediata e incondicional de todo el gobierno actual de la República, desde el Presidente, hasta el último funcionario.
2         El cambio de modelo económico, tal que éste genere empleos productivos.
3         Generación inmediata y amplia de empleos productivos.
4         Vuelta a la educación pública amplia, en todos sus niveles educativos.
5         Salario mínimo al funcionario público, sin bonificaciones especiales.

Alguien debe explicarle al compañero poeta Javier Sicilia, que la interpretación sociopolítica no se hace con las ideas del poeta Ludovico Ariosto, sino de su directo contemporáneo, el teórico del naciente Estado capitalista: el sociopolítico Nicolás Maquiavelo; por la simple razón que hemos expuesto, de que esta situación es como una daga política, que como tal, tiene dos filos: 1) el gobierno actual, por razones no más que mercadotécnicas para legitimarse luego de su arribo fraudulento al poder, creyendo en que la “Guerra al Narcotráfico” era tanto como un paseo de "Boy Scouts", dispuso la maquinaria del Estado para ello..., y se quedó atrapado en ella; por simples razones de Estado, ya no puede dar marcha atrás (pero he aquí, que  quizás ello sea posible acaso sólo disfrazado y justificado con un cambio de quien instruyó inicialmente la orden).  Pero, 2) el gobierno actual, profundamente conservador, no puede tener en su naturaleza más que lo que históricamente ha sido y será siempre: aquello que está contra la historia, e historia a la que le sale al paso con golpes de Estado.  Hoy, en la práctica, vivimos en México un régimen de golpe de Estado diferido, que se viene dosificando y preparando para operar como tal más fácilmente en su momento.  Y todo cuanto vemos, no es pues, en ese otro filo, sino maquinado terrorismo de Estado.

No puede pedírsele al Estado, y en esas condiciones, menos a este Estado, que “no sea violento”, cuando esa es su naturaleza, para eso existe, y con ello tiene un propósito, que no es necesariamente acabar con la delincuencia del narcotráfico con el cual se necesita mutuamente, sino obtener, precisamente, lo que está obteniendo; mucho menos puede pedírsele al delincuente “que lo sea, pero que no lo sea tanto”, que “haga conciencia”, cuando es lo que es, justo porque carece y carecerá, en lo absoluto, de ella y por eso delinque.

Lo que aún no parece hacerse consciente –es necesario reiterarlo por la importancia descomunal de las cosas–, es que, lo que está en juego, es infinitamente algo más esencial y trascendente: un verdadero cambio en el país, y por la vía pacífica (de no darse resistencia a la renuncia que el pueblo demanda en un consenso nacional, y hace tiempo anticipada en el “Si no pueden, renuncien!”), y todos, ya no la simulación del cambio de un funcionario menor por otro; de aceptarlo así, estaremos aceptando la burla, la mofa de ese Estado y su complemento: la delincuencia, que también estarán “hasta la madre”, pero de risa.

¡La renuncia ya, de todos, y en el acto, y luego averiguamos!
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