Ya Todo Desacredita al Fenómeno OVNI…: E pur si Muove! (1/).
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
“Identificados”, Revista de Exopolítica.
http://identidadexopolitica.blogspot.com/
La Tierra, 1 (φN, λW); 28 mar 11.
Introducción.
Nuestra experiencia con los Objetos Voladores No Identificados (OVNI), en el tácito entendido popular de que, si “no es identificado”, luego, “es extraterrestre”, ha sido, prácticamente, desde siempre. En los años cincuenta viendo pequeñas “estrellas” desplazándose erráticamente; en los años sesenta observando ya no esas pequeñas “estrellas”, sino potentes luces. Luego, en los años setenta a ochenta haciéndose un vacío en esas experiencias, pero, en mucho, particularmente para los años ochenta, concordante con la situación general. Pero, afín a ella, compartiendo la fiebre social de ovnis, desde el primer momento de la década de los noventa volvimos a esas experiencias, pero ahora las “luces en el cielo”, empezaron a adquirir, por momentos, una estructura.
No obstante, hasta principios de los noventa, si bien el fenómeno nos era cercano, al mismo tiempo lo sentíamos ajeno a nosotros; hasta una experiencia vivida hacia fines de la década al cerrarse el siglo XX, quizá fuese 1998, que, junto con mis hijos –quienes realmente fueron los que me avisaron que “había algo raro en el cielo”– desde el estacionamiento de en una Unidad Habitacional en Coyoacán, tuvimos ocasión de observar, como nunca antes lo había sido, seis objetos, por lo menos dos de ellos que pudimos observar ente unos 500 metros a un kilómetro de altura, de forma bicónica (dos conos puestos simétricamente contra sus bases), que pasaron silenciosamente con un intervalo, quizá, de un minuto cada uno, a la velocidad de un avión aproximándose a tomar pista en formación de una alargada y cada vez más elevada y escalonada fila, en dirección NE-SW (de los rumbos del Aeropuerto de la Ciudad de México, directamente hacia el Cerro del Ajusco).
A partir de entonces, esas experiencias, realmente pocas, pero que comenzaron a ser muy vívidas: la siguiente en el año 2003, en que, saliendo de mi casa al trabajo al amanecer, observé un lucero en el cielo que sólo podría ser un planeta, pero que no lo habíamos visto los días anteriores, ni el brillo, que superaba al de Venus, ni menos aún la posición muy hacia el norte, correspondían a tal hecho, por lo que nuestra atención se fijó en él. Para entonces nos habíamos hecho de un teléfono móvil con cámara fotográfica, aun cuando de muy baja resolución, lo sacamos y preparamos para hacerle una toma “de prueba”, y entonces el objeto, de estar estático, comenzó a desplazarse con dirección sur; sin duda, era un OVNI; vimos que en su trayectoria aparente estaba la Luna en un octavo, y dejamos que se aproximara a ella para hacer una toma conjunta, lo que así fue. Pero ahora sólo yo sé que ese diminuto pixel en la amplificación de la imagen, próximo a la delgada “media luna”, corresponde al OVNI. Entonces comenzamos a sentir el fenómeno más en nuestro interés como objeto digno de estudio.
Y luego vino la experiencia ya descomunal del año 2005, de la que, por lo extenso que implica su narrativa, daré cuenta aparte. Pero, finalmente, este evento fue el que determinó el que nos pusiéramos decididamente a la investigación sistemática del fenómeno. Y el comienzo de ello ocurrió, felizmente, a partir de enero de 2006, justo cuando el investigador Pedro Ávila Rubio, que recién formaba parte del equipo de colaboradores de Jaime Maussan, se hizo cargo del llamado “Equipo de los Vigilantes del Cielo”, y con una enorme sistematicidad, a partir de esa fecha día a día instaló en el Sitio www.ovnis.tv, los reportes, unos meramente testimoniales de palabra, otros con alguna imagen, y unos más incuso en alguna videograbación, que el público les hace llegar, consignando los datos básicos de las características de la observación. Entonces, apoyados en ello, empezamos a levantar diaria y pacientemente una estadística que duró todo ese año 2006, para, al final, a hacer un análisis de concordancias, y de lo cual, a su vez, daremos cuenta aparte.
Luego se fue el año 2007, y hacia finales del mismo, lo que ya de por sí había sido desconcertante con el evento de 2005, ahora comenzó a tomar otros tintes. En el proceso de investigación, habíamos llegado al punto de elaborar lo que llamamos, una “Matriz de la Evidencia Empírica Objetiva”, y así llegamos momentáneamente a la conclusión, de que el más alto grado en ella, lo constituía la evidencia obtenida mediante una “Cámara Web”. Entonces nos echamos a la búsqueda de una imagen que habíamos visto meses atrás en el Sitio de la investigadora Ana Luis Cid; sin éxito en la recuperación de la imagen en sus archivos; optamos entonces por buscar directamente en los archivos del Centro Nacional de Predicción de Desastres (CENAPRED), la institución responsable de tal dispositivo de tomas automáticas del Volcán Popocatepetl, y entonces, siendo noviembre de 2007, empezó otra historia, que ya nos involucró de lleno en el estudio e investigación del fenómeno.
A través de tal dispositivo, pudimos observar, toma a toma, varias pequeñas esferas en movimiento, que si no logramos mayor calidad en ello, fue por nuestro desconocimiento del funcionamiento y alternativas del sistema.
Pero el último caso ocurrió un mes después, el mismo 24 de diciembre de 2007, en que un objeto de color rojo se estacionó en el mismo cenit de la casa en que tenía lugar la cena navideña, justo, pareciera, “a escuchar” la plática que sobre ovnis teníamos esa noche, producto de las imágenes que mostraba a la familia de las tomas de la Cámara Web del volcán.
Luego se han ido los años 2008 a 2010, lapso en el cual, a mediados de 2009, creamos nuestro propio Sitio-Blog dedicado a aspectos de nuestra profesión, y como una parte “recreativa”, lo relativo al fenómeno OVNI. Pero, de pronto, a partir de mediados de 2010, la información relativa a ese tema comenzó a ser descomunal en cantidad y calidad, y fines del año creamos un Blog específico para tratar este tema, justo, que ahora nos tiene aquí, en esta narrativa.
Y ahora, por partes, recapitulemos lo anticipado en esta introducción, que, de algún modo, involucrando los elementos y resultados de nuestro proceso de investigación, desde un ángulo muy parcial, contribuye a la descripción y explicación de la historia reciente de la ovnilogía en México.
Y, por diversas razones, dado el despliegue de la tecnología actual, ya no es del todo posible distinguir entre el “OVNI-Nave Extraterrestre”, y el “OVNI”-artefacto de manufactura humana de alta tecnología, que, habiendo existido incluso secreta por varias décadas, en consecuencia, pareciera desacreditar ya la investigación ovnilógica misma, y la real existencia del fenómeno OVNI…, y, sin embargo, se mueve!
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