lunes, 28 de marzo de 2011

Ya Todo Desacredita al Fenómeno OVNI…: E pur si Muove! (2/).

Ya Todo Desacredita al Fenómeno OVNI…: E pur si Muove! (2/).
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
“Identificados”, Revista de Exopolítica.
http://identidadexopolitica.blogspot.com/
La Tierra, 1 (φN, λW); 31 mar 11.

Así como en los años ochenta, luego de una década anterior de serio compromiso y un trabajo muy intenso por una gran diversidad de investigadores, la mayoría en el ámbito de los medios de comunicación, para verificar la evidencia no sólo subjetiva fundada en la moralidad del testigo, sino en la prueba que de alguna manera parecía ser evidencia empírica objetiva más allá de fotografías o videograbaciones, dadas en objetos mismos reportados como fragmentos producto de impactos, nada de lo cual nunca se pudo verificar, generando un desencanto y abandono en la siguiente década; de la misma manera, toda esa gran cantidad de materiales reunidos durante la década de los años noventa y la primera de este siglo XXI, de pronto, dado el desarrollo tecnológico en todos los campos del conocimiento, nuevamente, cuando más pareciera ser su verdad, más bien todo parece apuntar otra vez al descrédito generalizado del fenómeno OVNI.

Se ha supuesto que el fenómeno es: 1) Extraterrestre, 2) del Inconsciente Colectivo, 3) Banco de Lucíferas (Akashia), 4) Substancia Psi (ectoplasma), 5) Inducción Onírica; 6) de Nuestro Propio Viaje como Humanos en el Tiempo, 7) la Intersección Hiperespacial, u 8) en una hipótesis que parece ser realmente sólo nuestra, una especie terrestre homínide, mucho más avanzada en el proceso evolutivo, que irrumpe en nuestro espacio y tiempo (a manera como irrumpió el Cro-Magnon en el mundo del Neandertal, para nosotros de la misma manera, hace 5,000 a 15,000 años, incluso aun antes de definirnos como “civilización”).

El hecho es que mediante la computadora, hoy es posible hacer ver cualquier cosa.  El famoso “OVNI de Moscú” de enero de 2011, predicha su aparición, tuvo todas las fachas de ser un holograma, se mostraron los efectos de esa tecnología, y todo empezó a hacer en el descrédito.  Al momento de redactar este artículo se discute intensamente en algunos Blogs el caso del “OVNI de Jerusalén”, y el efecto es que, cuanto más se abunda en el intento de su demostración, más absurdo se hace y con ello, menos creíble.  Acontecimientos como el terremoto de Japón asociado al dispositivo llamado HAARP, que en todo caso operaría como una arma de destrucción masiva, por sus capacidades mostradas incluso en los términos más académicos, el caso de los agrogramas, algo que apuntaba a aceptarse como comunicación masiva real, también tiende ahora a descalificarse.  El OVNI mismo, tangible, se ha venido a ver que bien pudiera confundirse con aeronaves experimentales capaces de moverse fuera de lo acostumbrado, e incluso de levitar, como en el caso de los llamados drones.

Esa descalificación y descrédito, pareciera querer compensarse con cierta información que resulta a tal punto exagerada, fuera de toda lógica, en la que se dicen las cosas y no se aporta más nada en prueba que un cierto renombre del testigo (como es el caso de las teletransportaciones a Marte desde los años cincuenta o sesenta).  En este “mundillo de los ovnis”, se puede creer en la posibilidad de ello y en mucho más, pero no pasa del acto reiterado de fe donde no hay la menor constancia de nada.  Y cuanto más se exagera sin fundamento ni evidencia, más cae en el descrédito el fenómeno.

Acaso lo más sólido sea hoy, las videograbaciones desde la Estación Espacial Internacional; allá están pasando cosas, con exageración, pero con evidencia difícil de negar y descalificar, tanto, que precisamente no se hace, ahí están, y no hay manera de explicar.

Uno de esos casos, para nosotros quizá el más impactante, es el del viaje del Transbordador STS-117 de junio de 2007, el cual, al desacoplarse de la Estación Espacial Internacional, y videograbando hacia ésta, se observó el paso de un “gusano” por detrás de la Estación Espacial, a lejana distancia, en lo que, simultáneamente, entró en el escenario un objeto luminoso en sentido opuesto al “gusano”, emitiendo destellos; dos horas después se reporta desde el Atlantis por el comandante Frederick Sturckow, haber observado un objeto en “forma de araña” navegando por delante del Transbordador, al cual habían videograbado; todo lo cual fue reconocido por la NASA, aun cuando intentando alguna justificación explicable con el concepto de “basura espacial”; más tarde la misma NASA se retractaba de esas explicaciones, y su vocero, en una afirmación descomunal, exponía:

“Quiero decirles que tal vez no sea lo que originalmente habíamos dicho, o sea esto de las partículas de hielo y quizá no sea muy agradable[1]

Si lo que se vio no era, finalmente, nada con lo que se quiso justificar, pero que, lo que era, “quizá no sería muy agradable”, el problema de cualquier manera se quedó en el aire, no se supo, más aún, nadie más ni preguntó ni comentó, entonces, qué era eso que “no sería muy agradable”, por  más que lo fuera.

Por encima de ello, los avistamientos datan de mucho tiempo antes de toda tecnología humana que hoy puede confundir, así como, por ejemplo, los agrogramas no son asunto reciente, sino datan de mucho tiempo atrás; y a ello agregamos, el que hemos tenido ciertas experiencia personales que no se pueden confundir.  Es decir, por un lado, el fenómeno OVNI “no existe más”, pero, por otro lado…, e pur si muove!

El fenómeno sigue siendo extraordinariamente complejo, pero cada vez más sorprendente, producto, incuestionablemente, de un acercamiento al conocimiento de su realidad.  Por una parte se decanta lo falso, en lo que por otra va apareciendo la verdadera naturaleza del fenómeno.

Pasaremos, pues, ahora, a una narrativa sobre nuestras experiencias personales de fines de los años noventa al presente, cuyo in crescendo, por una década, va de 1997, a 2007, sólo en los últimos tres años, de 2008 a 2010, nos desatendimos del asunto enfrascados en la necesidad económica…, hasta que, curiosamente, por ello mismo volvimos al punto.  Creamos una Maestría en Relaciones Internacionales, en la que propusimos un curso sobre Exopolítica (como estudio de las metarelaciones internacionales), y comenzamos a ofrecer algunas conferencias, y así, de pronto, impensadamente, estábamos nuevamente en el tema y más adentrados en ello que nunca.

A partir de mediados de 2010 comenzó un susurro de riesgo de guerra internacional, y hacia fines del año, entre noviembre y diciembre, ello estaba muy conectado no sólo con la problemática geopolítica, sino, extrañamente, exopolítica, y ciertos hechos parecieron hacerla inminente.  Fue entonces que creamos el Blog de “Identificados”, extraído de otro dedicado a nuestra especialidad profesional, en que sólo era tema recreativo de “ciencia-ficción”.  En consecuencia le dedicamos más atención y tiempo, y sin más, para marzo de 2011 tras los acontecimientos de Japón, la cantidad de información de que ya disponíamos era descomunal.  Y hemos subrayado “cantidad de información”, porque ésta no es, sino una relación inversa a la posibilidad de la ocurrencia de ciertos hechos previsibles a partir los datos que se poseen.

El hecho previsible es el desencadenamiento de una nueva guerra mundial, altamente tecnologizada, hasta la ciencia-ficción, en donde una de las principales estrategias de una de las partes beligerantes, es el generar una desproporcionada confusión social, que se someta al llamado “Nuevo Orden Mundial” que esperan tras su victoria.




[1] Yturria, Santiago; La Misión STS-117: El Silencio de la NASA; en “Los Grandes Misterios del Tercer Milenio” Nº 16, agosto de 2007; México, 2007; pp.29-33 (subrayado nuestro).
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